Obvio, no podía dejar pasar este tema. Así que, de la misma manera en la que hablé de los penes, ahora es el momento de mis amadas vulvas. ¡Porque sí, amo hablar sobre ellas! Aquí les dejo lo que he aprendido hasta ahora:
Siempre se reinventa
Esto quizás cambie en el futuro, pero para mi generación y las anteriores, la primera “presentación” con nuestras vulvas no existió. Sabíamos que estaba ahí, pero no la mirábamos.
¿Tabú? ¿Miedo? ¿Desinterés?
Sea lo que sea, muchas mujeres ven por primera vez su vulva en la adultez. La primera vez que tomé un espejo y decidí mirarla fue amor a primera vista. Mirándola con genuina curiosidad, descubrí cosas de mí misma que ni sabía que existían. Desde ese segundo encuentro, todo cambia. La conocemos mejor, exploramos su placer y sus posibilidades. Y lo mejor: siempre tiene algo nuevo que enseñarnos, como si estuviera en constante evolución.
Divas en toda regla
Las vulvas son como divas exigentes. Si no las tratas bien, hacen berrinche en forma de infección, candidiasis o algún otro drama. ¡Y cuando dicen que son delicadas, créanlo! Pero no delicadas como una flor, eso es puro cliché. Son delicadas de verdad: necesitan cuidados específicos, y sí, a veces son fastidiosos. Ese conjunto de encaje que te encanta puede ser una traición para ella. ¿Lindo? Sí. ¿Cómodo? Nope. ¿Consecuencias? Irritación asegurada. Deja ese encaje para una sesión de fotos o para que te lo quiten rápido, pero no lo uses a diario, please.
Las reglas son claras: haz pipí cuando lo necesites, usa algodón y olvida los perfumes. Solo dale lo que pide: orgasmos, limpieza adecuada y materiales que la dejen respirar.
Como Barbie: ¡pueden ser lo que quieran!
Las vulvas son infinitas en formas. Pueden ser largas, cortas, simétricas, asimétricas, gorditas, estrechas, suaves, arrugadas, con o sin pelos. Y los colores… ¡pueden variar con los años! Además, si decides decorarlas con aretes o tatuajes, también se ven fabulosas. Lo importante es que cada una es perfecta a su manera, sin importar los estándares de belleza.
Aparte, son como omnipresentes. Yo las veo en todas partes. Tienen esa forma universal que está presente en toda la naturaleza. Cuevas, frutas, grietas, conchas… La proporción áurea debió medirse en ellas.
Como princesas de Disney
Al igual que las princesas de Disney, las vulvas necesitan un “beso de amor” para despertar. Sin ese beso, podrían quedarse dormidas, atrapadas en un largo sueño donde el placer no existe. Muy triste, ¿no? Así que, el consejo es simple: bésala con amor (y respeto), y ambos serán felices por siempre… o al menos por unos buenos minutos. 😉 Hay muchas maneras de despertarlas, pero el beso de amor es el top.
Cero tolerancia al estrés
El estrés puede desajustar todo, desde la libido hasta la lubricación. Son como alarmas internas que te avisan cuando necesitas relajarte, descansar o simplemente tomarte un día para ti. Las vulvas tienen memoria emocional. Si estás estresada, ansiosa o desconectada emocionalmente, probablemente lo reflejará. A veces pueden parecer tímidas o “cerradas”, pero solo necesitan sentirse seguras. Es como si tu vulva tuviera su propia terapeuta interior que dice: “Aquí no hasta que todo esté en calma”.
Amantes del agua (pero no cualquier agua)
Aman mojarse pero no quedarse mojadas. Para ellas, el pH lo es todo. La vulva es como una química experta que siempre está equilibrando su pH. Una pequeña alteración, como un jabón equivocado o ropa muy apretada, y puede desatar su furia. Por eso, es importante mimarla con productos y ropa que respeten su ecosistema único. Esa tarde en la piscina, el finde en la playa o la cita romántica en un jacuzzi solo terminan bien si recuerdas secarla y mantenerla libre de ropa húmeda por mucho tiempo.
Lo mejor para el final: El lenguaje secreto de los orgasmos
Cada vulva tiene un manual único sobre cómo quiere ser estimulada. No hay una sola forma correcta, y parte de su magia está en descubrir qué le gusta más. ¡Es un viaje que siempre vale la pena! Y lo más importante: es nuestro. Ese placer solo depende de nosotras y podemos alcanzarlo solas, con juguetes o en pareja (y a veces más gente). Además, gracias al clítoris puede ser multiorgásmica. ¿Qué más se le puede pedir? Es perfecta.
Hay muchas más cosas que podría mencionar, pero esto está cool para empezar. Mientras tanto, celebremos la belleza y singularidad de nuestras vulvas. Porque si algo nos enseñan, es que siempre hay algo nuevo por descubrir. ¿Ya te la viste hoy? 💖
Si llegaste a este blog por primera vez, tengo un artículo sobre lo que he aprendido acerca de los penes que podría interesarte aquí.
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